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Exposición individual de Irene Anguita

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Exposición individual de Irene Anguita

6 noviembre - 24 diciembre 2025

Recientemente se nos ha hecho más patente la relación que existe entre la pintura y la poesía. No es que sean disciplinas paralelas, sino que, muy probablemente, la pintura es para los artistas lo que la poesía para el poeta: una manera de entender el mundo subvirtiendo lo que ya existe, estirando las posibilidades de lo conocido para generar algo desconocido, ajeno al lenguaje pero nacido de él.

¿Por qué siguen pintando las pintoras? Probablemente porque, si no lo hicieran, se quedarían mudas. ¿Por qué seguimos mirando la pintura? Porque nos enseña las posibilidades del mundo, las infinitas y desconocidas formas que existen. Las pintoras producen imágenes que no existían, que hasta ser plasmadas en la superficie no tenían la potencia de ser, pero que una vez lo hacen, esa potencia se instala en el mundo, convirtiéndolo no en uno, sino en todos los mundos posibles. Y este ciclo es infinito, mientras las pintoras sigan pintando.

La obra de Irene es eso: generar mundos posibles que al mismo tiempo le ayuden a entender el lugar en el que vive, su contexto y su tiempo. Siempre hemos pensado que la obra de Irene tiene la potencia de ser un signo de su tiempo, y en este nuevo cuerpo de trabajo esa potencia se convierte en efecto, aunque solo por un breve periodo. Las obras que conforman la exposición son el ejercicio de la artista por situarse en su contexto, una respuesta a los estímulos que surgen al encontrarse en un nuevo lugar, en otro posible mundo. De ahí que la pintura cambie, mute y se transforme: es imposible pintar lo mismo en lugares distintos. Londres ha generado una necesidad de expresar todo aquello que un cuerpo no puede vivir en un periodo determinado de tiempo. Una característica que ahora podemos afirmar como elemento fundamental del lenguaje de Irene es el riesgo y la imposibilidad de permanecer en un mismo lugar, física y metafóricamente. Desde 2021 hemos acompañado la evolución de su obra y, con gran satisfacción (y a menudo con incertidumbre), seguimos preguntándonos: ¿de dónde viene esto?

Cuando hablamos de evolución no queremos imponer un adjetivo que suene positivo; más bien nos referimos a un movimiento hacia adelante. Y lo poético de este movimiento es que, en muchas ocasiones, avanzar significa volver hacia atrás. Este cuerpo de pinturas retoma intereses que surgieron al inicio del caminode Irene como artista: los cuerpos nocturnos, la vida en la oscuridad, los destellos de luz de una bombilla cálida o de un cigarrillo que se intuye. Estas pinturas retratan el entorno de Irene, no solo el real, sino también el imaginario. Los personajes que adivinamos en la oscuridad son los post-adolescentes que hace años vimos desfilar por sus lienzos; ahora son mayores, transitan otras fiestas y lugares. Hay algo en la oscuridad que nos habla no solo del entorno, sino también de las intenciones. Aunque adultos, siguen explorando sus propios seres a través del juego, de los múltiples encuentros posibles. Volvemos así a la potencia de la posibilidad.

Marlene Dumas —a quien este cuerpo de obra rinde homenaje— dice que una nunca hace arte sola; aunque en el estudio sea necesaria la soledad, lo que una produce nunca surge en aislamiento, sino siempre con y por los demás. Así, la vida personal se convierte en pública, y esto supone un riesgo tanto para la artista como para nosotros, que no conocemos nuestras propias posibilidades hasta que nos encontramos con esta obra. ¿Dónde está el deseo? En un ligero gesto de las manos, en un abrazo o en un cuerpo desdibujado en la completa oscuridad.

En esta obra, Irene vuelve a empujar su práctica hacia adelante. El movimiento es vertiginoso y lleno de incertidumbre, pero al fin y al cabo es movimiento: surgido de la necesidad de desconocer lo que ya sabe hacer, de utilizar la desorientación como método. Tal vez por eso las nuevas figuras emergen desde la oscuridad, se revelan a sí mismas al final del camino, que, como ya hemos aprendido, vuelve a ser también el comienzo.

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